lunes, 5 de julio de 2010

Paul Auster


Oír el silencio
que sigue a la palabra de uno mismo. Murmullo
de la más mínima piedra
tallada a imagen
de la tierra; y que los que
hablen
no sean más
que la voz que los habla
al aire.

Y dirá
de cada cosa que vea en este espacio,
y se lo dirá al muro mismo
que crece ante él:
y también para esto
habrá una voz,
aunque no será la suya.

Incluso a pesar de que habla.

Y porque habla.

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